Consiste en practicar yoga conjuntamente hijos/as – mamá/s – papá/s.
Esta práctica se está extendiendo cada vez más. Se suele hacer con niños/as pequeños, de 3 a 6/7 años. Los más mayores normalmente prefieren hacer actividades ya desligados/as de los padres y/o madres, junto con niños y niñas de edad similar. Los objetivos y beneficios van a ser prácticamente los mismos para los/las niños/as; las personas adultas van a poder practicar yoga conectando con el juego, la alegría, la risa, el disfrute y esa capacidad innata en los niños de vivir el presente tan maravillosa para la meditación; que no están reñidos con la práctica profunda del cuerpo y la concentración.
– Es una oportunidad para afianzar vínculos, tan necesarios para el buen desarrollo, la autoconfianza, la autoestima, para sentirse querido/a ; y poder a la edad correspondiente independizarse de forma sana.
– Aunque parezca algo evidente, es una manera de dedicar tiempo de calidad a nuestros/as hijos e hijas trás una jornada laboral, los quehaceres domésticos, las extraescolares, los deberes…a veces no queda tiempo para compartir cómo nos hemos sentido ese día, qué nos ha pasado ni energía para muchas muestras afectivas.
– Entre pequeños/as y mayores habrá juegos, actividades por familias, contacto físico, colaboración, ayuda mutua (ellos/ellas también nos pueden ayudar ). Un aprendizaje por ambas partes, observando lo que se nos da bien, lo que nos cuesta y lo que no sale cómo queremos; cómo manejamos las emociones que surgen y como nos aceptamos tal como somos haciendo lo mejor que podemos.
– Es una forma agradable de tomar contacto con el yoga si no se ha practicado antes, tanto para niños/as como para adultos; para estos, con menos exigencia y con más juego. Para los niños y niñas es una oportunidad de disfrutar de una actividad al lado de sus papás y/o mamás.
– Para los niños y niñas puede suponer la base para continuar la práctica del yoga a medida que se van haciendo mayores, incluso hasta la adolescencia. De esta forma pueden ir integrando todas las herramientas que proporciona esta técnica, tanto para el bienestar físico como para el equilibrio mental y gestión de las emociones.
Aunque el yoga en familia se suele proponer para adultos con niños/as pequeños/as, también puede hacerse con hijos e hijas mayores si a estos les apetece. Tanto como un primer contacto con el yoga, para probarlo y conocerlo; como para quienes practican por separado, en sus respectivos grupos, y luego deciden compartir la experiencia en una clase conjunta.
NECESIDADES
- Un espacio suficientemente amplio, sin demasiadas distracciones.
- Una esterilla para cada persona.
- Mantas.
- Enchufe en la pared para equipo de música.
- Los grupos de 10/12 niños/as junto con 1 ó 2 adultos.